viernes, 16 de octubre de 2015

Chappie


Un robot gángster, armas de colores y escenarios postmodernos con aires de despojo. Un futuro compuesto por suburbios, y lugares que se muestran similares a escenas posteriores a una guerra. Inteligencia artificial y mucha acción es lo que nos ofrece
Neil Blomkamp en su tercer largometraje.
                                                     
En un Johanesburgo violento, muy dividido socialmente y con altos niveles de crímenes y pobreza,la tecnología aparece como la “solución”: droides policías. En el film si bien estos policías tienen un papel importante, el protagonista es especial, es Chappie.

Éste ser surge de la brillante mente del creador de los robots blindados, Deon Wilson, que trabaja para la empresa fabricante de armas Tetravaal. Él logra desarrollar un software de inteligencia artificial, capaz de aprender y sentir. Pero surge el conflicto cuando Deon es capturado por unos gangsters que necesitan el  robot para realizar un golpe criminal a un banco, y él decide aprovechar esta oportunidad para probar su proyecto
.
Así Chappie nace en una situación de ambigüedad y confusión; por un lado sus “padres” que son criminales, pobres y desamparados. Y por el otro su creador un genio informatico, decente, educado y correcto, y también ausente.

A su vez se observan diferencias entre los mismos padres. Su mama, tierna, compasiva, cariñosa y sensible, intenta alejarlo del crimen y de lo crudo de la realidad, y lo toma como a un niño. No tanto su padre al que solo le importa que sea agresivo y que este listo para el asalto al banco.



A lo largo de la historia se cruzan múltiples intereses de varios personajes (desde otros ingenieros hasta grandes criminales). Este robot “humano” y sensible aparece como blanco de ciertos personajes  y en el centro de situaciones que muchas veces no logra comprender, pero Chappie logra sobrellevarlos al descifrar la naturaleza humana.
 La película entonces nos recuerda un cliché, esa frase que escuchamos tantas veces y en tantos lugares: “lo que importa es lo de adentro”. 
 Datos curiosos: Los padres de Chappie, Ninja y Yolandi. Ellos son artistas sudafricanos del grupo Die Antwoord.


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